Los colmos
—¿Sabes cuál es el colmo de un bombero?
—No, a ver...
—Tener un hijo chorro y una hija manguera.
—¡Uf! —¿Y el de un agricultor? —Ni idea.
—Querer cosechar aplausos.
El jefe de la brigada de "scouts" le pregunta a uno de ellos:
— ¿Cuál fue la buena acción que hiciste ayer?
—Ayudé a una ancianita a atravesar la calle —responde Julio.
—Y vos, Francisco, ¿cuál fue tu buena acción del día de ayer? —pregunta el jefe.
—Ayudé a Julio en lo que estaba haciendo —responde Francisco.
—Y vos, Oscar, ¿cuál fue tu buena acción de ayer?
—Ayudé a Julio y a Francisco en la buena acción que ellos estaban realizando —responde.
—¿Pero es posible que para ayudar a cruzar la calle a una abuelita fuese necesaria la intervención de los tres? —pregunta el jefe.
—Es que la abuelita no quería cruzar la calle —responde Oscar.
Muchos chistes toman la forma de pequeños diálogos que se entablan entre el emisor del chiste y su destinatario. En otros casos, los que dialogan son los personajes del chiste. Un buen narrador es capaz de dar vida a los personajes a través de la imitación de las diversas formas de hablar: tonada, modulación, timbre, etcétera.
El remate o final del chiste
Un fumador empedernido le dice a su amigo: "Ya leí tanto sobre los efectos dañinos del cigarrillo, que desde mañana dejo de fumar".
Un fumador empedernido le dice a su amigo: "Ya leí tanto sobre los efectos dañinos del cigarrillo, que desde mañana dejo de leer".
La situación planteada por la narración se resuelve de dos maneras diferentes. En el primer caso, la conclusión sigue la lógica del planteo: el fumador leyó acerca de los efectos dañinos del cigarrillo, por lo tanto, va a dejar de fumar. En el segundo caso, la conclusión es incongruente, es decir, no responde a lo esperado. Se llama remate al cierre del chiste, a la frase o gesto que da sentido a la breve narración. Si un chiste es bueno, el remate es seguido de risas.
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